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miércoles, 26 de enero de 2011

A 71 años del inicio de la Segunda guerra mundial.

Hoy el planeta recuerda el inicio de la mayor guerra de la humanidad. Se cumplen 70 años de la invasión alemana a Polonia. 

142fc496eac1104b24ae30fdcb1cffa1Me limito a postear un par de artículos al respecto ya que, más allá del recuerdo, es interesante ver como a siete décadas se siguen recriminando los pactos, las alianzas y las actitudes que permitieron que se desate la pesadilla. 








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70 años del inicio del horror 
Europa, EE UU y Rusia conmemoran en la ciudad de Gdansk el inicio de la invasión nazi de Polonia, primer acto de la II Guerra Mundial 
A las 4.45 de esta madrugada (2.45 GMT), han vuelto a sonar cañonazos en Gdansk, la antigua ciudad libre de Danzig. Como hace 70 años, cuando el buque de guerra alemán Schleswig-Holstein disparó contra la base militar de Westerplatte, en las afueras de la ciudad polaca, los primeros disparos de la II Guerra Mundial, el mayor conflicto armado de la historia de la humanidad, que se saldó, seis años más tarde, con casi 60 millones de muertos. Con esos disparos han dado comienzo los actos conmemorativos del 70º aniversario del comienzo del conflicto, marcado este año por las relaciones entre Polonia y Rusia.
En fecha tan señalada, el presidente ruso, Vladímir Putin, invitado a los actos, ha rechazado que todas las críticas recaigan contra Rusia por el pacto de no agresión firmado por Stalin con la Alemania nazi de Hitler en agosto de 1939 y que dio manos libres a Hitler para invadir Polonia y para que poco después hicieran lo propio los rusos. Para Putin, no fue ese pacto el único desencadenante de la guerra y ha aludido a la responsabilidad de Francia y Reino Unido por pactar con Hitler -los acuerdos de Munich, por los que Alemania se anexionó la región checa de los Sudetes- , lo que eliminó toda "esperanza de crear el frente único de la lucha contra el nazismo", ha escrito en un artículo en la polaca Gazeta Wyborcza. 



"Si vamos a hablar objetivamente de historia, debemos comprender que no es sólo de un color. Todas las partes cometieron multitud de errores. Todo ello puso las condiciones para la gran agresión de la Alemania nazi", ha dicho hoy en rueda de prensa tras reunirse con el primer ministro polaco, Donald Tusk, con quien ha acordado la puesta en marcha de equipos conjuntos de historiadores que arrojen luz sobre los puntos oscuros de la historia común, en particular la matanza de militares polacos a manos de los rusos en el bosque de Katyn, en la URSS, en1940, un hecho que envenena desde entonces las relaciones ruso-polacas. 



Sin embargo, en su discurso en Westerplatte Putin reconoció que el pacto Ribbentrop-Molotov "no fue moral", y condenó el acuerdo por el que la Unión Soviética y la Alemania nazi se repartieron en 1939 sus zonas de influencia en Polonia y el resto de Europa. "Nuestro país reconoce sus errores y confía en su participación en el nuevo mundo", señaló Vladimir Putin, quien aseguró que tiene la esperanza de que las relaciones entre Polonia y Rusia se intensifiquen y se liberen de los lastres del pasado. A pesar de las palabras conciliadoras, no ofreció disculpas por el episodio de Katyn. 



El presidente polaco, encargado, junto a Tusk de abrir los actos conmemorativos con una ceremonia en la base de Westerplatte, donde cayeron los cañonazos del Schleswig-Holstein y donde se levantó un monumento conmemorativo del evento, ha comparado el suceso de Katyn con el genocidio judío a manos de los nazis. 



La canciller alemana, Angela Merkel, por su parte, después de la "injusticia y humillación" para Polonia, y Europa en general, ha destacado que Europa ha pasado de ser "el continente del horror" a "un continente de la libertad y la paz" 



"Los socios de Alemania al este y al oeste han allanado ese camino por su disposición a la reconciliaión. Nos ofrecieron a nosotros, los alemanes, la mano de la reconciliación. Y la tomamos sumamente agradecidos", ha dicho. 



El recuerdo 
La primera ceremonia, con el amanecer de fondo, ha abierto un día cargado de conmemoraciones en Gdansk. Tusk y Kaczynski se han unido a las 4.45 de la madrugada a veteranos de guerra polacos para marcar el inicio de la jornada en una sobria ceremonia en Westerplatte, la base cercana a Gdansk que sufrió el ataque del Schleswig-Holstein -amarrado en el puerto de la ciudad, en teoría en una visita amistosa-, junto al monumento a los 182 defensores del puesto, que resistieron a 3.000 alemanes durante siete días cuando estaba previsto que cayeran en 12 horas. A la misma hora que disparaba el buque de guerra, el ejército alemán iniciaba la invasión polaca. Dos días después, Reino Unido y Francia declaraban la guerra a Alemania, que se había anexionado Austria meses antes. 



En su discurso, Tusk ha dicho que no deben olvidarse las lecciones de la historia. "Hacemos este recuerdo porque sabemos bien que el que olvida, o el que falsifica la historia y tiene el poder o lo va a asumir traerá la desgracia, como hace 70 años". 



El grueso de los actos, no obstante, se han desarrollado por la tarde, con la participación de una veintena de jefes de Gobierno y representantes gubernamentales, como el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt; el holandés, Jan Peter Balkenende; el checo, Jan Fischer; el italiano, Silvio Berlusconi, el francés, Francois Fillon, y el finlandés, Matti Vanhanen. En representación de Reino Unido ha asistido el ministro de Exteriores, David Miliband. Por parte de EE UU, tras algunos titubeos sobre el nivel de la representación, han participado el consejero de Seguridad Nacional, James Jones. 



Fuente: ElPaís.es 
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Merkel: 'La II Guerra Mundial provocó años de injusticia y humillación' 
Europa conmemora este martes el inicio del capítulo más trágico de su historia. En Gdansk, donde hace 70 años comenzó la II Guerra Mundial, se han reunido veinte líderes europeos, como la canciller alemana, Angela Merkel y los primeros ministros de Rusia, Vladimir Putin, y Polonia, Donald Tusk. 



El 1 de septiembre de 1939 las tropas germanas cruzaban la frontera de Polonia. Una semana después, sitiaban Varsovia. Las amenazas de Reino Unido y Francia no disuadieron a Hitler, que seguía dispuesto a cumplir su sueño de la Gran Alemania. 



La guerra desatada por Alemania trajo consigo "años de injusticia, humillación y destrucción" para Polonia y Europa", afirmó la jefa del gobierno germano en el acto para recordar el aniversario del inicio del último conflicto bélico mundial. 



Merkel subrayó que "no existen palabras que puedan describir ni tan siquiera de cerca el sufrimiento de esa guerra y del Holocusto. Me inclino ante las víctimas". 



Merkel consideró un milagro la transformación de Europa en estos años de un "continente del horror" a un "continente de libertad y paz". "Los socios del este y el oeste allanaron este camino con su disposición a la reconciliación. Nos tendieron la mano a los alemanes (...) y nosotros la tomamos llenos de agradecimiento", añadió. 



La mandataria elogió especialmente las relaciones de su país con Polonia. "Pocas cosas marcan la diferencia con 1939 de forma más simbólica que la cooperación estrecha y confiada entre Alemania y Polonia, así como las polifacéticas relaciones amistosas entre nuestros dos países". 



Fuente: ElMundo.es 
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Las bombas que terminaron la guerra 
por RICARD GONZÁLEZ 
Pocos capítulos de la II Guerra Mundial suscitan aún hoy un debate tan intenso entre historiadores, intelectuales y científicos como el lanzamiento de las bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki de principios de agosto de 1945. La discusión se juega a la vez en el terreno de la moral y de la estrategia militar. ¿Fue el primer y único bombardeo con armas nucleares de la Historia realmente necesario para lograr la rendición de Japón? 



Antes de que el 6 de agosto el Enola Gay, un bombardero B-29, se dirigiera a la ciudad de Hiroshima, tanto en Japón como en EEUU y en el resto del mundo existía la plena conciencia de que la II Guerra Mundial se encontraba en sus estertores. Alemania e Italia se habían rendido y Japón era incapaz de sostener el acoso de unos EEUU volcados en el frente del Pacífico. 



El 26 de julio de 1945, el presidente estadounidense, Harry Truman, y sus aliados habían presentado una declaración conocida como el 'ultimátum de Potsdam' en el que amenazaban de «la inevitable y completa destrucción» si el emperador Hiro Hito no se rendía de forma incondicional. Mientras el Gobierno japonés discutía cuáles eran las condiciones aceptables para el imperio del Sol naciente, se rechazó el ultimátum de Truman. 



Unos 57 segundos después de que el Enola Gay dejará caer a 'Little Boy', una bomba de uranio de 60 kilos de peso y un potencial destructivo de 13 quilotones, se produjo la primera detonación nuclear de la Historia. La bomba explotó a 600 metros de altura, cerca del centro de Hiroshima, que se convirtió en un enorme cráter de polvo en cuestión de segundos. No existen unas cifras exactas sobre las víctimas que provocó la explosión. Se calcula que unas 80.000 personas murieron de forma inmediata, y que otras 50.000 y 100.000 más fallecieron los días posteriores a causa de las heridas, o en los años siguientes como consecuencia de las radiaciones a las que estuvieron expuestas. Entre las víctimas figuran 11 prisioneros de guerra norteamericanos, un hecho que el Gobierno mantuvo en secreto durante más de 35 años. Hiroshima tenía entre 350.000 y 400.000 habitantes antes de que la bomba convirtiera la mayoría de la ciudad en una masa de escombros. 



Tres días después, el 9 de agosto, llegó el segundo mazazo nuclear, esta vez sobre la ciudad de Nagasaki. En principio, el bombardeo estaba previsto para el día 11, pero la previsión de mal tiempo obligó a adelantar la misión. El primer objetivo militar era la ciudad japonesa de Kokura. Sin embargo, una vez allí, los pilotos decidieron cancelar el bombardeo debido a que una gran nube cubría ya la ciudad y limitaba la visibilidad a sólo el 30%. 



Aquella nube salvó la vida de miles de habitantes de Kokura, pero condenó a otros miles del segundo objetivo de la misión: la ciudad portuaria de Nagasaki. En total, se estima que murieron cerca de 100.000 personas, entre 45.000 y 70.000 de forma inmediata tras la explosión. Esta vez la bomba, bautizada como 'Fat Boy', estaba compuesta de plutonio y su potencial fue de 21 kilotones. Unos tres días después de la detonación, el emperador Hiro Hito decidió capitular. El 14 de agosto, un mensaje de radio informaba a la población de que el país se rendía. 



Con la ocupación de Japón por unos 350.000 norteamericanos se ponía fin a la II Guerra Mundial, pero se iniciaba un debate inconcluido sobre la necesidad y moralidad del bombardeo nuclear. Los defensores de la acción —entre ellos políticos, militares e historiadores como Robert Newman— señalan que permitió salvar la vida de decenas de miles de soldados norteamericanos. La estimación de bajas que habría provocado la invasión de Japón varía en función de la fuente —el presidente Truman habló de entre 250.000 y 1.000.000 hombres; el Estado Mayor, de 370.000 muertos y más de un millón de heridos—. En todo caso, habrían sido muy elevadas, como también lo habrían sido las de civiles y militares japoneses, pues habían recibido la orden de luchar hasta la muerte. Es decir, los defensores sostienen que los bombardeos permitieron salvar vidas. 



En el otro lado del debate, se situaron reputados intelectuales como Albert Camus o Albert Einstein, e incluso varios científicos que trabajaron en el Proyecto Manhattan que desarrolló la bomba con James Franck a la cabeza. Denunciaron el bombardeo como un acto «inmoral» y acusaron a quienes lo autorizaron de cometer «crimen contra la Humanidad». 



Algunos historiadores, como Howard Zinn, basan sus críticas en el hecho de que el bombardeo no era necesario y que Japón se habría rendido igualmente. Un informe del Departamento de la Guerra realizado en 1946 a partir de entrevistas a funcionarios japoneses parece darles la razón al concluir que «con toda probabilidad Japón se habría rendido antes del 1 de noviembre de 1945 aunque no se hubieran lanzado las bombas». «Si EEUU no hubiera insistido en una rendición incondicional, aceptando la condición de que el emperador permaneciera en el poder, los japoneses habrían aceptado parar la guerra», sostiene Zinn en su libro 'A People's History of the United States'. 

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